CEEH Centro de Estudios Europa Hispánica

El archiduque Alberto. Piedad y política dinástica durante las guerras de religión

Autor

Luc Duerloo

Características

500 páginas; 99 ilustraciones en color; tapa dura con sobrecubierta; 20 x 28 cm

Publicación

Español; traducción de Javier Rambaud; 2014

ISBN

978-84-15245-33-9

Precio

52,00 

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El archiduque Alberto (1559-1621) fue enviado siendo aún muy joven a la corte de Madrid, donde su tío el rey Felipe II se hizo cargo de su educación y futura carrera. Ambos resultaron tener mucho en común: nunca parecían cansarse de las tareas de gobierno, de leer el incesante caudal de papeles de Estado o de escuchar casi inmóviles durante horas de larguísimas audiencias. Profundamente piadosos, tío y sobrino estaban convencidos de que les había sido encomendada la misión de gobernar por el bien de su dinastía, su fe y sus súbditos. A ambos, reacios a delegar su autoridad en otros, les asaltaba de cuando en cuando la indecisión.

En un principio el Rey Prudente preparó al archiduque para desempeñar un importante papel en la corte de su hijo y heredero, de modo que Alberto, destinado a convertirse en arzobispo de Toledo, fue nombrado cardenal y tuvo su aprendizaje en el arte del gobierno como primer virrey de España en Portugal. Sin embargo, un inesperado giro en los acontecimientos obligó al monarca a cambiar radicalmente de planes: Felipe II decidió que Alberto colgase los hábitos para casarse con su hija mayor, la infanta Isabel Clara Eugenia, que recibió los Países Bajos meridionales como dote. Mediante esta cesión, el rey esperaba poner fin a la revuelta holandesa y reunir aquellas provincias bajo el gobierno habsbúrgico y el catolicismo romano. El siguiente paso sería asegurarse de que Alberto resultara elegido emperador del Sacro Imperio.

A través de su investigación sobre el reinado de Alberto, Luc Duerloo ofrece en este libro una lectura novedosa y completa de los acontecimientos internacionales de aquel momento, así como del papel que tuvieron en ellos los Austrias. Basándose en una amplia documentación de archivo y en fuentes visuales muy variadas, el autor demuestra con su análisis de la cultura política habsbúrgica el alto nivel de independencia del que gozó el régimen archiducal y su decisivo papel en los conflictos que enfrentaron a las grandes potencias del momento en la lucha por la hegemonía europea. Así, el archiduque –que trató de desarrollar una política realista de consolidación que beneficiara a la Monarquía Hispánica y a la casa de Austria– preparó el terreno para la paz anglo-española de 1604 reconociendo de inmediato a Jacobo I, allanó el camino para la Tregua de los Doce Años al aceptar de manera condicional la independencia de las Provincias Unidas, reafirmó la influencia de los Austrias en Renania mediante la intervención armada de 1614 y concibió las líneas maestras del Tratado de Oñate de 1617.

Mientras que los análisis sobre esta cuestión publicados hasta ahora tendían a centrarse en la relación entre España y los Países Bajos o entre España y el Imperio, Luc Duerloo nos brinda aquí una perspectiva mucho más profunda y matizada sobre el funcionamiento de la casa de Austria como dinastía durante aquellos años críticos de crecientes tensiones religiosas. Su importantísima labor de investigación en los archivos del régimen archiducal y sus aliados o rivales diplomáticos llena el vacío que separa los reinados de Felipe II y Felipe IV, sentando nuevas bases para los estudios sobre este periodo.